Autor:Joaquín Leguina Herrán
“Ideología significa idea lógica y en política no hay ideas lógicas”
(José Luis Rodríguez Zapatero)
Disculparán ustedes que me haya metido en el jardín donde florece el pensamiento –tan plural y germinal- del actual Presidente del Gobierno, pero es que acabo de enterarme, a través de “Madera de Zapatero” –la hagio-biografía escrita en su loor y en su honor por el gallego Suso de Toro- de que el protagonista del mentado libro piensa que “España no está cuajada” (sic)… y hemos de suponer que no se refiere a la España de Carlos V ni a la de los liberales del XIX, ni siquiera a la de Merimée… Para Rodríguez Zapatero la España que no está cuajada es la “España plural”. Pues queremos ayudarle. Queremos echar una mano, arrojando un poco de cuajo para que, al fin, cuaje la cuajada. Pero no lo vamos a realizar de cualquier manera, porque cuajar esa España –según el pensamiento de Rodríguez Zapatero- exige fidelidad para con la España plural, esa idea-fuerza que tanto aman los Carod, Ibarreche, Quintana y tutti quanti, desde los independentistas hasta los regionalistas leoneses… capaces, todos ellos, de formar con el PSOE algún gobernillo o gobernazo “de progreso”.
Y puesto que se nos ha dicho que en política de poco valen las ideas lógicas, probemos con otra cosa, por ejemplo, con algunas ocurrencias, tan queridas siempre por nuestro imaginativo Presidente.
Dado que buscamos un referente al que agarrarnos con el fin de cuajar la España plural, miramos a nuestro alrededor –en eso andamos hace ya tiempo-, pero no acabamos de encontrar nada útil. Observamos el Reino Unido y, aunque apunta maneras con el lío irlandés, el contencioso escocés y las cuatro ligas de fútbol, no acaba de convencernos. Sobre todo, no nos gusta nada que el Parlamento británico se forme mediante un sistema electoral mayoritario que –aplicado en nuestros lares- conduciría a mayorías absolutas y perderíamos así la chispa de la vida, esa con la que nos obsequian los grupos nacionalistas dentro del Congreso de los Diputados, sobre todo a al hora de fijar las inversiones territorializadas en los Presupuestos Generales del Estado. No, ese sistema mayoritario no es lo suficientemente plural y, además, eso de que en el Reino Unido todos hablen inglés, pues la verdad, es culturalmente pobre y no nos sirve, porque nosotros somos –sobre todo y ante todo- plurilingües.
¿Y Francia? Francia tampoco, porque estos franceses, si se declaran de de derechas, se comportan como Luis XIV, y si son de izquierdas, tratan de imitar a Napoleón. Vamos, que son unos centralistas incorregibles.
Alemania –que tiene un sistema federal- podría ser el modelo, pero carece de “hechos diferenciales”, que representan, para nuestro regocijo y enriquecimiento cultural, la sal y la pimienta de la política española.
Bélgica sí está en el buen camino, con eso de los valones y los flamencos. Apunta maneras, sí, aunque no tanto como la antigua Yugoslavia, que ha sido capaz de parir –muy pluralmente- tantas y tan felices nuevas naciones-estado. Pero, en fin, tampoco vamos a recorrer ese camino hacia el ideal de la pluralidad absoluta de una sola tacada, pues, al fin y al cabo, somos reformistas y aspiramos a alcanzar esa utopía yugoslava a largo plazo.
Sí, sí, ya sabemos que en América existen modelos interesantes. No el de Estados Unidos, claro está, que es un país lleno de neocons y de fachas, pero Chávez, Evo Morales, Correa y otros van ya por la senda correcta, la de la pluralidad, al reclamar una aAmérica indígena e indigenista (aunque a la vez y contradictoriamente ensalcen a ese criollazo liberal y pan-unitario que fue Simón Bolívar). Pero sea como sea, gritemos con ellos: ¡Basta ya de colonialismo! ¡América para los americanos! (los de antes de Colón, claro está).
En esos estudios andábamos cuando en Pakistán asesinaron a la señora Bhutto y el profesor Francisco Sosa Wagner, catedrático de Derecho Administrativo en (ojo al parche) la Universidad de León, descubre –porque se trata de una auténtica trouvaille- que allí, precisamente allí, en Pakistán, es donde está la luz de la estrella guía en la que debemos mirarnos y hacia donde debemos dirigirnos.
Pero no seré yo quien me apropie del descubrimiento. Oigamos al profesor Sosa, tal como lo relató él mismo en un artículo publicado bajo un significativo título “Al fin contamos con un modelo”:
» Estando en estas cavilaciones –se refiere Sosa a las nuestras en la búsqueda de la cuajada-, se produce el magnicidio en Pakistán, nos zarandea como es lógico el terrible acontecimiento, nos conmueve y ello nos lleva a mirar en aquella dirección, hacia a aquel Estado. Y descubrimos que es allí donde está la solución a nuestros problemas, allí, justo en aquel rincón de Asia que tan descuidado teníamos.
»Porque resulta que Pakistán es un Estado multicultural, plurinacional y plurilingüístico, organizado sobre la base de cuatro provincias, dos territorios y algunas otras unidades administrativas con amplias cotas de autonomía. Alguna de esas provincias tiene aspiraciones de independencia, como es el caso de Belutschistán que quiere tener su propio Estado con sus cabezas más o menos pensantes, pero por lo menos con sus cabezas nucleares.
»¿Y lenguas? Hasta cincuenta han contabilizado los especialistas aunque en esto de la riqueza lingüística no tienen las ideas muy claras los pakistaníes pues andan intentado, a través de la escuela, generalizar el uso de una de ellas (que se llama Urdu) y, por supuesto, el inglés, que lo habla fluidamente todo pakistaní culto. En vez de mimar y cultivar ese rico patrimonio, andan asesinando lenguas o, peor aún, dejándolas morir lentamente, sin darse cuenta de que están violando a la mismísima Unesco y, encima, mofándose de Mayor Zaragoza que es quien sabe de estos achaques.
»En punto a religiones, aunque la mayoritaria es la musulmana, disponen de un rico surtido de otras creaciones del espíritu humano, así que tampoco pueden quejarse en punto al cultivo de espiritualidad.
»Se verá pues que el camino que nosotros estamos recorriendo, a trastabillas, hacia el multiculturalismo, la multinacionalidad y el plurilingüismo, allí ya lo tienen andado e instaurado. ¿Qué dificultad existe entonces para dejarnos instruir por ellos? ¿qué esperamos para acudir a Pakistán a tomar apuntes? Sólo a punible pereza puede achacarse que no estemos tomando ya las maletas para Islamabad.
»Tan solo nos faltan un par de ingredientes: las etnias y las tribus. Pero es cuestión de ponerse a ello con buena voluntad. Si somos tan plurales y plurilingües ¿por qué nos vamos a arredrar por no disponer de etnias diferenciadas? Las inventamos y a otra cosa. En cuanto a las tribus, lo tenemos más fácil pues contamos ya con la de banqueros, con la de rectores, catedráticos, notarios, obispos, neocons y progres… No está mal para empezar a abrir boca.
»Pakistán, nuestra musa; Pakistán, nuestro destino”.
“Ideología significa idea lógica y en política no hay ideas lógicas”
(José Luis Rodríguez Zapatero)
Disculparán ustedes que me haya metido en el jardín donde florece el pensamiento –tan plural y germinal- del actual Presidente del Gobierno, pero es que acabo de enterarme, a través de “Madera de Zapatero” –la hagio-biografía escrita en su loor y en su honor por el gallego Suso de Toro- de que el protagonista del mentado libro piensa que “España no está cuajada” (sic)… y hemos de suponer que no se refiere a la España de Carlos V ni a la de los liberales del XIX, ni siquiera a la de Merimée… Para Rodríguez Zapatero la España que no está cuajada es la “España plural”. Pues queremos ayudarle. Queremos echar una mano, arrojando un poco de cuajo para que, al fin, cuaje la cuajada. Pero no lo vamos a realizar de cualquier manera, porque cuajar esa España –según el pensamiento de Rodríguez Zapatero- exige fidelidad para con la España plural, esa idea-fuerza que tanto aman los Carod, Ibarreche, Quintana y tutti quanti, desde los independentistas hasta los regionalistas leoneses… capaces, todos ellos, de formar con el PSOE algún gobernillo o gobernazo “de progreso”.
Y puesto que se nos ha dicho que en política de poco valen las ideas lógicas, probemos con otra cosa, por ejemplo, con algunas ocurrencias, tan queridas siempre por nuestro imaginativo Presidente.
Dado que buscamos un referente al que agarrarnos con el fin de cuajar la España plural, miramos a nuestro alrededor –en eso andamos hace ya tiempo-, pero no acabamos de encontrar nada útil. Observamos el Reino Unido y, aunque apunta maneras con el lío irlandés, el contencioso escocés y las cuatro ligas de fútbol, no acaba de convencernos. Sobre todo, no nos gusta nada que el Parlamento británico se forme mediante un sistema electoral mayoritario que –aplicado en nuestros lares- conduciría a mayorías absolutas y perderíamos así la chispa de la vida, esa con la que nos obsequian los grupos nacionalistas dentro del Congreso de los Diputados, sobre todo a al hora de fijar las inversiones territorializadas en los Presupuestos Generales del Estado. No, ese sistema mayoritario no es lo suficientemente plural y, además, eso de que en el Reino Unido todos hablen inglés, pues la verdad, es culturalmente pobre y no nos sirve, porque nosotros somos –sobre todo y ante todo- plurilingües.
¿Y Francia? Francia tampoco, porque estos franceses, si se declaran de de derechas, se comportan como Luis XIV, y si son de izquierdas, tratan de imitar a Napoleón. Vamos, que son unos centralistas incorregibles.
Alemania –que tiene un sistema federal- podría ser el modelo, pero carece de “hechos diferenciales”, que representan, para nuestro regocijo y enriquecimiento cultural, la sal y la pimienta de la política española.
Bélgica sí está en el buen camino, con eso de los valones y los flamencos. Apunta maneras, sí, aunque no tanto como la antigua Yugoslavia, que ha sido capaz de parir –muy pluralmente- tantas y tan felices nuevas naciones-estado. Pero, en fin, tampoco vamos a recorrer ese camino hacia el ideal de la pluralidad absoluta de una sola tacada, pues, al fin y al cabo, somos reformistas y aspiramos a alcanzar esa utopía yugoslava a largo plazo.
Sí, sí, ya sabemos que en América existen modelos interesantes. No el de Estados Unidos, claro está, que es un país lleno de neocons y de fachas, pero Chávez, Evo Morales, Correa y otros van ya por la senda correcta, la de la pluralidad, al reclamar una aAmérica indígena e indigenista (aunque a la vez y contradictoriamente ensalcen a ese criollazo liberal y pan-unitario que fue Simón Bolívar). Pero sea como sea, gritemos con ellos: ¡Basta ya de colonialismo! ¡América para los americanos! (los de antes de Colón, claro está).
En esos estudios andábamos cuando en Pakistán asesinaron a la señora Bhutto y el profesor Francisco Sosa Wagner, catedrático de Derecho Administrativo en (ojo al parche) la Universidad de León, descubre –porque se trata de una auténtica trouvaille- que allí, precisamente allí, en Pakistán, es donde está la luz de la estrella guía en la que debemos mirarnos y hacia donde debemos dirigirnos.
Pero no seré yo quien me apropie del descubrimiento. Oigamos al profesor Sosa, tal como lo relató él mismo en un artículo publicado bajo un significativo título “Al fin contamos con un modelo”:
» Estando en estas cavilaciones –se refiere Sosa a las nuestras en la búsqueda de la cuajada-, se produce el magnicidio en Pakistán, nos zarandea como es lógico el terrible acontecimiento, nos conmueve y ello nos lleva a mirar en aquella dirección, hacia a aquel Estado. Y descubrimos que es allí donde está la solución a nuestros problemas, allí, justo en aquel rincón de Asia que tan descuidado teníamos.
»Porque resulta que Pakistán es un Estado multicultural, plurinacional y plurilingüístico, organizado sobre la base de cuatro provincias, dos territorios y algunas otras unidades administrativas con amplias cotas de autonomía. Alguna de esas provincias tiene aspiraciones de independencia, como es el caso de Belutschistán que quiere tener su propio Estado con sus cabezas más o menos pensantes, pero por lo menos con sus cabezas nucleares.
»¿Y lenguas? Hasta cincuenta han contabilizado los especialistas aunque en esto de la riqueza lingüística no tienen las ideas muy claras los pakistaníes pues andan intentado, a través de la escuela, generalizar el uso de una de ellas (que se llama Urdu) y, por supuesto, el inglés, que lo habla fluidamente todo pakistaní culto. En vez de mimar y cultivar ese rico patrimonio, andan asesinando lenguas o, peor aún, dejándolas morir lentamente, sin darse cuenta de que están violando a la mismísima Unesco y, encima, mofándose de Mayor Zaragoza que es quien sabe de estos achaques.
»En punto a religiones, aunque la mayoritaria es la musulmana, disponen de un rico surtido de otras creaciones del espíritu humano, así que tampoco pueden quejarse en punto al cultivo de espiritualidad.
»Se verá pues que el camino que nosotros estamos recorriendo, a trastabillas, hacia el multiculturalismo, la multinacionalidad y el plurilingüismo, allí ya lo tienen andado e instaurado. ¿Qué dificultad existe entonces para dejarnos instruir por ellos? ¿qué esperamos para acudir a Pakistán a tomar apuntes? Sólo a punible pereza puede achacarse que no estemos tomando ya las maletas para Islamabad.
»Tan solo nos faltan un par de ingredientes: las etnias y las tribus. Pero es cuestión de ponerse a ello con buena voluntad. Si somos tan plurales y plurilingües ¿por qué nos vamos a arredrar por no disponer de etnias diferenciadas? Las inventamos y a otra cosa. En cuanto a las tribus, lo tenemos más fácil pues contamos ya con la de banqueros, con la de rectores, catedráticos, notarios, obispos, neocons y progres… No está mal para empezar a abrir boca.
»Pakistán, nuestra musa; Pakistán, nuestro destino”.
¿Hay algo que añadir?, me pregunto. Y yo mismo me contesto: Nada que añadir, salvo el Dios nos coja confesados de rigor.
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