miércoles, 9 de julio de 2008

“APARTHEID” A LA BALEAR"

Qué pensaríamos de un país donde la mitad de su población es de color, pero donde el 95% de los dirigentes son blancos ? ¿Qué pensaríamos de un territorio donde media población es de religión católica, mientras que el 95 % de sus gobernantes son luteranos? ¿Se sentiría la ciudadanía representada por sus "representantes"?

Pues bien, ¿ qué podemos pensar de las Islas Baleares, donde más de media población es castellanoparlante habitual, mientras que el 95% de los diputados del Parlament balear se expresa allí sólo en catalán? Este dato objetivo pone en tela de juicio la calidad democrática de nuestros partidos políticos e instituciones de gobierno.

No se trata de imponer entre los políticos cuotas de lenguas o de otras condiciones de sus representados, para hacer más simpáticos y representativos a los cargos públicos; porque ello sería imitar el estilo chillón y demogagógico de Rodríguez Zapatero con su cuota de mujeres, además de una falta absoluta de confianza en la imparcialidad y honestidad de los representantes públicos.

No importa si el 90 o el 100 % de nuestros representantes son blancos, ateos, budistas, aristócratas, plebeyos o catalanoparlantes. Lo que sí es importantísimo, y que debemos los ciudadanos exigir de nuestros representantes, es su imparcialidad, su objetividad. Que se vele por el interés común de los administrados, y que no gobiernen como si lo hicieran para una comunidad humana determinada, en este caso, para la catalanoparlante. ¿ Es así como vienen actuando los gobernantes baleares desde 1983 ? Me temo que no.

Nada tiene que ver el bien común de los administrados en Baleares con la preeminencia de la lengua catalana y la exclusión del castellano en el ámbito público institucional y en la Educación escolar, habida cuenta del eficaz instrumento de comunicación, por tanto de cohesión, que ya de hecho es la lengua española entre las numerosas comunidades lingüísticas que residen en las Islas. Además, es una realidad notoria que la lengua castellana tiene una utilidad y un alcance en el ámbito de España y del mundo, de las que carece la catalana.

Argumentan los políticos baleares que la preeminencia del catalán se debe a su condición de "lengua propia de las Islas Baleares", como repite machaconamente el Estatut de les Illes Balears. ¡ Como si fueran los territorios quienes poseen las lenguas y no los ciudadanos que los habitan! "Lengua propia de las Islas Baleares" es en realidad un eufemismo que significa "lengua de los propietarios de las Islas Baleares".

Los políticos con sus políticas identitarias excluyentes, además de desacreditar a las Instituciones, tampoco satisfacen a la comunidad lingüística catalanobalearparlante, aparentemente privilegiada por ellos. Porque esta comunidad de mallorquines, menorquines e ibicencos de toda la vida se identifica en su mayoría con el proyecto común de España y es contraria a la exclusión de una lengua de proyección mundial, conscientes de la merma de oportunidades laborales para sus hijos en otros ámbitos geográficos.

Por todo ello sólo cabe pensar que la preeminencia del catalán y su exigencia, hasta términos exhaustivos mediante el certificado de nivel C, no es más que una muralla, un instrumento de proteccionismo para mantenerse en los puestos decisivos de la administración, una artimaña para encumbrar en el Poder a una casta política endogámica y lingüísticamente excluyente, creadora de ciudadanos de segunda clase.

Mientras no se corrija este mal endémico que afecta a los partidos políticos, desde el PP de Rosa Estaràs hasta Izquierda Unida, y a nuestras instituciones, difícilmente podremos hablar de verdadera democracia. Más bien, de una especie de estado de "apartheid a la balear" que en la Europa sin fronteras del siglo XXI no tiene ninguna razón de ser.

José Antonio Braojos Gómez. Coordinador

Agrupación balear de CIUDADANOS-PARTIDO DE LA CIUDADANÍA
Palma de Mallorca, 9 de julio de 2008

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